Cata del vino Gallaecia 2009. Martín Codax

FOTOS DE MERCEDES GONZÁLEZ

[featureimage image=’http://galicia10.com/wp-content/uploads/2013/02/gallaecia_2009.jpg’ lightbox=’http://galicia10.com/wp-content/uploads/2013/02/gallaecia_2009.jpg’]Gallaecia 2009[/featureimage]

FICHA:

GALLAECIA 2009
Bodega: Martín Codax
Albariño 100 %
D.O Rias Baixas, subzona Salnés

Gallaecia fue originalmente el nombre con el que los romanos denominaban el extremo noroccidental de la Península Ibérica y que más tarde continuó bautizando a Galicia. Dicho esto ya sólo el nombre del vino nos pone sobre aviso de la grandeza del mismo y de la expresión y relevancia de su varietal.

Es un vino que no se elabora en todas las añadas, precisa de una vendimia tardía y determinadas condiciones, pues uno de sus principales atributos deriva de la acción del hongo botrytis cinérea o lo que conocemos como podredumbre noble.

Un vino sin crianza, de rendimientos mínimos, un 30 % y de una noble y terpénica variedad como es la albariño. Partiendo de un mosto dulce pero que mantiene frescor y con mucho extracto, ha macerado unas 12 horas y tanto la fermentación alcohólica como la maloláctica se realiza en depósitos de inox, donde permanece, después, como un año tras haber fermentado. Debemos añadir que procede de cepas viejas, cepas que resisten con una gran calidad como lo hicieran los galaicos frente a la dominación romana.

Con clase ya a la vista, dorado con reflejos ambarinos, limpio, muy brillante y glicérico. Un mundo de sensaciones se nos muestra en nariz, parece haberse consagrado la variedad tanto en componentes aromáticos como sápidos, fino y distinguido, de buena intensidad, de amplios matices. Destacan las notas de pasificación, pasas e higos, restos de panal, cítricos confitados y escarchados que son más manifiestos en la nasal indirecta donde destaca la mandarina y ciertas notas de frutas exóticas.

Cuerpo, untuoso pero con acidez suficiente, persistente, complejo, con estructura y largo postgusto. Se marcan más los matices de fruta madura en boca, envolvente, vivo y sabroso.

Un vino seco con notas dulces, no convienen las prisas así que si me lo tomase en el Bar gastronómico del Restaurante Paprica de Lugo lo haría con una minihamburguesa con foie fresco y si me siento a comer resulta tremendamente seductor con un Atlántico y Pacífico, unas vieiras braseadas con ensalada de tres algas (Wakame del Atlántico y Hiziki, Arame del Pacífico), jugo de ternera y aceite de eucalipto.